Días de seda

1991.
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Traducción y selección de poemas de Úrsula K. Le Guin --------------------------------------------------------------------------------------- "El maravilloso encuentro con este libro comienza desde la cubierta que contiene la imagen de dos flores azules, gemelas, debajo una tapa dura de color azul intenso, tan difícil de encontrar en ediciones latinoamericanas. Pero lo más entrañable de esta antologí­a aparece ni bien abrimos el libro, ya que en las primeras páginas emergen estas dos voces, se trata de dos textos í­ntimos, y en la primera parte Le Guin nos cuenta como fue traducir a Diana Bellessi. A lo largo del texto Úrsula nos revela como fue el intercambio de cartas que mantuvieron, "cartas divertidas, locas y fascinantes", de lo entretenido y fácil que fue responder. También admite el miedo a decepcionarla que sintió cuando Bellessi fue a visitarla, ya que no se conocí­an personalmente, solo por cartas. íšrsula detalla cómo fue la primera impresión al recibirla "la vi entre las personas que vení­an del avión, una pequeña mujer puma, hermosa, con una hermosa sonrisa llena de timidez", y que durante el encuentro se leyeron poemas una a la otra. Le Guin manifiesta que al oír a Diana: "she read her poetry in her lovely husky voice" (algo así como que leyó su poesía con su encantadora voz áspera). Las primeras tres páginas se cierran con una despedida y un gracias a "mi puma de oro" de "tu osita vieja". El segundo texto, sin dudas indispensable, parece escrito a modo de carta por Bellessi, y en él nos cuenta que sale "a caminar y mis pasos me llevan al verde" y al referirse a Úrsula Le Guin precisa "vos no fuiste para mí tus personajes, fuiste el bosque entero". Habla de la primera carta enviada antes de llegar a este libro y de lo fortuito de que esa primera carta remitida a la editorial hubiese llegado a sus manos. Eso sin dudas fue el comienzo de todo, de las cartas, el intercambio de poemas y de la amistad. En una entrevista del suplemento Soy de Página 12, Diana Bellessi aseguró que "estaba tan conmovida por la lectura de “El nombre del mundo es bosque”, que durante la primavera en la isla, cuando a los plátanos se les caen unos capullitos dorados que envolví­an a las hojas, junté un puñado, los puse en una cajita, escribí dos frases y lo mandé a Capra Press”en cuya mediación yo confiaba por tratarse de una pequeña editorial de poesía”, con la esperanza de que se la reenviaran a íšrsula. Así­ lo hicieron y a los quince dí­as tuve una respuesta de ella, que me mandaba unas hierbas aromáticas del desierto de Oregón y unas palabritas. A partir de ahí­ iniciamos una correspondencia constante y apasionada que se ha sostenido por mucho tiempo. Más tarde nos tradujimos mutuamente y, poco después, nos encontramos en Estados Unidos". Al referirse a la tarea de traducir poesí­a, sobre el final del texto, Bellessi dice que es siempre una meditación sobre la propia lengua y sobre el lenguaje mismo, en el que surgen sentimientos de traición y al mismo tiempo, dicha de la reconstrucción. Finalmente se confiesa "este libro ha sido nuestro mayor gesto de amor que reposa en un movimiento de alteridad, de dejar ser, en palabras, a la otra". Fragmento de la nota escrita por María Laura Decesare para El outsider digital

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